Los fieles debemos tener tanto cuidado para leer como para comer.
Hay manjares deliciosos, pero nocivos, y los más peligrosos no son aquellos que dañan al momento, sino los otros que lentamente van minando la salud en forma tan disimulada que casi nadie se percata del daño que recibe al comerlos. Con la lectura sucede igual.
Dios ha mandado que su pueblo se abstenga de comer cosas inmundas, pero no basta con obedecer eso; después de seleccionar alimentos limpios, éstos deben ser presentados en oración antes de comer, y aún así tener mucho cuidado con la gula. Con la lectura sucede igual.
“Examinadlo todo, retened lo bueno” no quiere decir que se lea cualquier clase de libros para aprobarlos o reprobarlos después. Eso sería como comerse hasta las raspas* para saber si una comida está buena o mala, cuando casi siempre bastaría con mirarla, tomarle el olor, o cuando más paladear una pequeña cucharadita. Con la lectura sucede igual, pues aun cuando no tengamos suficientes referencias acerca de un libro determinado, podemos hacernos una idea bastante clara de si es bueno, regular o malo, teniendo en cuenta el título, el autor, la casa editora y el prólogo del mismo. Si esto no fuera suficiente bastaría con ojear un poco algunos párrafos salteados para saber si es digno o no de que lo leamos.
Supongamos que tenemos delante un plato con los más escogidos alimentos; aun así, casi nunca podríamos tragarlo todo, pues si contiene frutas tendremos que desechar cáscaras y semillas; y si se tratare de pescado u otras carnes tendríamos que desechar las espinas o los huesos. Con la lectura sucede igual, pues todo hombre está sujeto a errores, y por eso, con excepción de la Biblia, el mejor de los libros debe leerse sometiendo a juicio su contenido, de modo que podamos desechar sus errores y aprovechar todos sus aciertos.
Hermano gedeonista, ¡la Biblia es el libro por excelencia! ¿0tros libros? Los hay buenos, pero cuidado al escoger lo que lees; al leer, ora primero, y además... mucha precaución de no tomar ni la mejor de las lecturas como vicio que sirva de tapete para encubrir la haraganería!
Ob. B. Luis, Jun. de 1979
*Raspa: Parte de los alimentos (especialmente arroz) que queda adherida a la vasija en que se coce. También se le dice pegado, corroncho, concón, etc.
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